Arte, bienestar y salud mental. Patricia Torres Aguilar Ugarte.

El valor de los museos mejora el bienestar social.

John Falk

Mucho decimos que el trabajo actual del museo debe estar centrado en las personas, pero ¿cómo es posible en la práctica diaria?, ¿es realmente posible establecer el museo como un espacio construido por la conversación y la integración de puntos de vista diversos? La Pandemia por COVID 19 planteó a las instituciones y principalmente las museísticas, la revisión de sus interacciones con los públicos, así como el reconocimiento de la importancia que tienen las colecciones artísticas para detonar experiencias empíricas y de acompañamiento para las personas, así como brindar un espacio especial para poder hablar sobre sí mismos y de bienestar.

Reconocer que el museo es un espacio social y empático con la comunidad, un punto  de encuentro entre personas diferentes en todos sentidos (edades, condición social, formación, origen cultural y étnico e intereses), un lugar en donde es posible intercambiar opiniones, indagar juntos y aprender sobre el arte, los artistas, las obras, las experiencias personales y sobre quienes somos hoy. 

La participación activa de los visitantes es una parte fundamental en los programas públicos de los museos potencia el generar proyectos con una sociedad diversa: proponer lecturas diferentes y actividades nuevas para construir un museo para todas y todos, en donde la voz es compartida: visitas mediadas, laboratorios de experiencias, conversatorios, talleres colectivos, experiencias en sala, diálogos con artistas, curadores y creativos, son solo algunas de ellas.

Bienestar es el estado de la persona cuyas condiciones físicas y mentales le proporcionan un sentimiento de satisfacción y tranquilidad. La emoción es multidimensional: se enfoca en la persona, Los autores defienden “el poder de las conexiones emocionales puede proporcionarnos, especialmente en lo que respecta a nuestra salud. La empatía, la construcción  y el trabajo emocionalmente inteligente puede generar interacciones muy positivas dentro del museo. 

«Los ejemplos citados en este innovador informe de la OMS muestran las maneras en que las artes pueden abordar problemas de salud insidiosos o complejos como la diabetes, la obesidad y la mala salud mental. Consideran la salud y el bienestar en un contexto social y comunitario más amplio, y ofrecer soluciones que hasta ahora la práctica médica común no ha podido abordar con eficacia», explica la doctora Östlin.

Entonces podemos preguntarnos:

  1. ¿Cómo el museo puede convertirse en un espacio de empatía?
  2. ¿si los museos no podrán sobrevivir si permanecen separados de problemas de justicia social, inclusión y accesibilidad? 
  3. Desde el enfoque centrado en las personas ¿Cómo la mediación del arte puede detonar la autonomía, relaciones positivas y autoaceptación?
  4. ¿Cómo podemos experimentar el bienestar en el museo?
  5. ¿Qué acciones son necesarias al interior del museo, sus equipos de trabajo y hacia nuestros visitantes para lograr que las experiencias personales sobre bienestar formen parte de nuestras agendas?

Las propuestas del el ICOM en la agenda de los museos cada año, tiene que ver principalmente con el Día Internacional de los Museos, para este 2023, se propuso el tema: sostenibilidad y bienestar. Los planteamientos para este año afirman que los museos contribuyen de manera fundamental al bienestar y al desarrollo sostenible de las comunidades: “la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: desde el apoyo a la acción climática y el fomento de la inclusión, hasta la lucha contra el aislamiento social y la mejora de la salud mental”. (ICOM 2023).

Dicho ejercicio implica hacer un breve alto para considerar las formas y conceptos desde los que se puede abordar dichos temas y otros sobre salud en diversos niveles. Ya en los años 90, los museos de ciencia realizaron exposiciones sobre temas de salud que eran apremiantes en ese momento, tal es el caso del SIDA, cuyos objetivos incluían la formación de personas de otros contextos sobre el tema, generar empatía y ayudar a reflexionar sobre las predisposiciones que se tenían para hablar sobre ello con otros.

A lo largo del tiempo los museos han hecho esfuerzos por conocer y comprender a sus visitantes, romper la barrera del «público general» a tipificarlos de muchas maneras a partir de criterios como. edad, sexo, nivel de estudios, formación, condición cultural, social, económica, formas de aprender o desarrollo cognitivo. Las reflexiones actuales sobre el museo y sus visitantes destacan que éste genere experiencias significativas durante su visita. Falk y Dierking plantean que las experiencias de los visitantes se dan a partir de diferentes contextos: físico ( trayecto previo, el ingreso al edificio, al recorrer las salas, la museografía, obras, cedularios y equipamientos) personal (la motivación, saberes y experiencias previas de cada persona y los intereses para acudir), y los contextos sociales ( de su grupo social, la interacción con otros visitantes y equipos del museo).

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Actualmente los museos necesitan reconocer que se constituyen en un excelente espacio hacia el bienestar en sus diversas facetas (otros aspectos vinculados con la salud), que acentúen el ejercicio desde sus exhibiciones, actividades paralelas o publicaciones con respecto a la importancia de tomar en cuenta la esfera emocional y personal de los visitantes y la relación que pueden establecer en su abordaje dentro de un museo de arte, ciencia o historia.

El Método de Acercamiento Crítico hace alusión en su primer momento: «La identificación emotiva: a la relación que se establece con el objeto de estudio da importancia a lo emocional, al interés, al recuerdo, al reconocimiento o a la necesidad que provoca en quien lo observa de manera individual. Se plantean preguntas como ¿qué ves?, ¿qué sientes? ¿qué te recuerda? Se apela a una memoria episódica que abarca contenidos referidos a una situación particular, un momento específico o un lugar en la vida del observador» (Torres, 2005).

Las emociones son reacciones psicofísico- lógicas que tenemos frente a estímulos externos y estas nos permiten adaptarnos a situaciones, personas, lugares u objetos. ¿Esto puede ser explorado en una obra de arte? Si, nos hemos acostumbrado que al visitar un museo vamos en modo “intelectual” objetivo y analítico y sacamos de la ecuación este aspecto fundamental y que forma parte de un elemento importante en la experiencia de aprendizaje, las emociones. ¿Qué les emociona a nuestros visitantes? ¿Que tipo de experiencias les gustaría vivir? ¿A qué dan valor, al conocimiento, sorpresa, diversión, compartir? ¿Qué necesidades cubrimos?

Howard Gardner con su propuesta sobre inteligencias múltiples nos plantea que las personas tenemos diversas formas de aprender, de ahí podríamos pensar que estas pueden ser experiencias que pueden ser placenteras para ellas:

  1. lingüística (textos, información en cedularios, espacios de lectura, visitas guiadas).
  2. lógico-matemática (estructura de la exposición, extensión, contenidos cuantitativos).
  3. musical (ambientes, paisajes sonoros, ritmo de la muestra).
  4. espacial (recorrido arquitectónico, museografía, ambientaciones)
  5. corporal-kinestetico (activaciones en sala o fuera de ella, salas lúdicas, talleres, visitas mediadas).
  6. naturalista (contacto con entornos naturales, salas inmersivas)
  7. interpersonal (sensaciones, emociones, percepciones, saberes y experiencias previas).
  8. intrapersonal (performance, talleres, conciertos, visitas teatralizadas)
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La diversidad de programas que los museos permiten acercamientos con visitantes diferentes y establece vínculos emotivos que generen empatía y acciones para transformar su experiencia única a un formato en donde siente este espacio como un lugar que puede habitar de manera más cotidiana.

Los vínculos emotivos que podemos establecer con las comunidades son importantes porque marcan latidos y pulsos de los sentires de diversos colectivos, asociaciones o grupos, en donde hay un intercambio personal y humano de experiencias, saberes y sentires que construye ciudadanía, bienestar social y da forma al trabajo artístico y de interpretación del arte, no solo como una acción puntual, sino continua.

“La investigación sobre la memoria ha demostrado que las únicas cosas que la gente recuerda son las que se perciben como significativas que impactan la vida de una persona y por lo tanto impacta su bienestar”.

Jessica de la Garza.

Desde un trabajo de formación de públicos los museos afrontan nuevos enfoques de las colecciones, no implica reformular un discurso curatorial nuevo, sino el enfoque en la interpretación del arte, tomando en cuenta que dichas experiencias en un museo, se van a proyectar en nuevas visiones en otros museos. Por ello, los educadores pueden considerar el impacto que el museo tiene en sus visitantes y expandir sus acciones más allá de las fronteras físicas hacia otros espacios externos, armando una red de “afectos” y colaboración entre otros museos, profesionales y visitantes.

Uno de los objetivos del museo es generar experiencias significativas y memorables en las personas, para que eso suceda, según el “Metodo de Acercamiento Crítico” (propuesto por Matute en los años 80) La identificación emotiva: la relación que se establece con el objeto de estudio da importancia a lo emocional, al interés, al recuerdo, al reconocimiento o a la necesidad que provoca en quien lo observa de manera individual. Se plantean preguntas como ¿qué ves?, ¿qué sientes? Se apela a una memoria episódica que abarca contenidos referidos a una situación particular, un momento específico o un lugar en la vida del observador.

Hoy se reconoce que el arte afecta el bienestar de las personas al crear espacios propicios para la apreciación estética con calma y apertura o para la reflexión sobre si mismo en compañía de otros. John Falk propone varios principios a considerar para desarrollar en el museo una experiencia de calidad tomando en cuenta:

1. Bienestar personal
Conectar con las motivaciones-necesidades relacionadas con la identidad del público. Permitir a los públicos ser dueños de sus experiencias. Co-crear. Continuamente sorprender y deleitar.

2. Bienestar intelectual
Construir a partir de los conocimientos e intereses de los públicos. Reconocer y promover la elección y el control. Ofrecer a los públicos una razón para seguir interesados en el tema después de su visita .

3. Bienestar Social
Que sea fácil de hacer junto con otros – convivencia. Compartir después de la experiencia al museo.

4. Bienestar físico
Hacer que la experiencia sea cómoda, conveniente y se sienta segura.

Aunado a esto, Riff y Reyes, 1995, abordan el Bienestar psicológico, desde seis elementos: elementos: autoaceptación (Maslow, 1968); propósito en la vida (Bulher, 1935); crecimiento personal o compromiso (Erickson, 1939), dominio del entorno, relaciones positivas y felicidad (Schumutte y Ryff, 1997).

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Los museos te acercan a tu identidad no descubierta

Sellars

Los museos necesitan hacer un ejercicio consciente para diseñar proyectos sociales más amplios que permitan la inclusión de temas vinculados con sus intereses y búsquedas más personales, así como otros temas que aborden las emociones, la inteligencia intrapersonal e interpersonal que en tiempos recientes se asocian a la salud mental abordados desde el acervo artístico y que refuerzan las intenciones de una educación social.

Experiencias y enfoque centrado en el públicos: (planteadas por Pekarik, Doering y Karts) Físicas. Objetos patrimoniales, salas, espacio arquitectónico. que detonen su motivación, conocimiento, previsión, interés, o elección personal. También facilite y posibilite el crecimiento personal y comunitario de diversos grupos de cada visitante para ser un agente o factor de cambio social desde un pensamiento crítico. Cognitivas. Saberes e información. Sociales. Al realizar una visita y el recorrido por una exposición, incluir deliberadamente narrativas de entrada, es decir experiencias objetivas, cognitivas, introspectivas, sociales que tiene cada miembro del grupo.

La acción de los museos desde la mediación implica la generación de procesos y contextos:

  • La mediación en el museo. Generar conexiones emocionales que mejoren las experiencias de aprendizaje al reconocer las emociones que crean significados en las personas. Reconocer la empatía para la construcción del trabajo emocional al integrar las narrativas personales sobre una obra. Además, el desarrollar un sentido crítico frente a las diferentes situaciones sociales que los artistas enfrentaron y las que suceden en el presente de los visitantes.
  • Creación de significado compartido. Potenciar los recursos personales de cada visitante, independientemente de su situación social. Algunas de estas formaciones hacia los visitantes desde enfoques de educación social permite adoptar estrategias de intervención a fin de afrontar los problemas de desequilibrio social que las obras representan. 
  • Entornos físicos y sociales complejos. Espacios que conforman identidades se perciben como relajantes y acogedores para potenciar, estimular el desarrollo y el uso de los recursos didácticos del museo para hacer contacto con sus emociones, percepciones, conocimientos y experiencias previas, así como los recursos comunitarios para intervenir en el museo.
  • Museo empático. La salud (incluyendo la mental) es un problema de justicia social porque afecta a otros, por lo que posibilitar la relación personal entre los miembros de diversos grupos sociales y los profesionales del museo necesita ser una constante. Así como el acceso de los visitantes reales y potenciales al reconocimiento de sus recursos personales y comunitarios dentro y fuera del museo.

Evaluar prestando atención a las emociones y conexiones significativas y personales

Russell y Ekman

Unos ejemplos en el próximo post…

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