Arte y Meditacion. Ser y estar en el museo

Crear experiencias que ayudan a los visitantes a contactar con sus sensaciones, emociones, sentimientos y además sensibilizar su mirada frente al arte en un entorno como es el museo.

Iniciar un proceso de complicidades y colaboraciones entre personas es complejo y en este caso afortunado; encontrar espacios de creación conjunta en donde las prácticas de Meditacion pueden integrarse a la experiencia museistica. Meditar como práctica permite a la mente formar una conciencia plena del momento presente, acercarnos a una mente clara que percibe en donde esta y lo que sucede consigo mismo y con el entorno en un lapso de tiempo de práctica que puede hacerse cotidiana.

El museo y la experiencia de visita en sala suele ser un ejercicio rápido en ocasiones, vamos de una obra a otra, leyendo las cédulas y viendo un momento una pintura o escultura, mientras la mirada quiere más y más hasta llegar al final de la muestra. Durante la visita no siempre es evidente el contacto con nuestras sensaciones, percepciones y emociones personales frente a las obras, esto implica darnos un espacio durante el recorrido para meditar frente a la obra.

Unir estas experiencias y compartirlas con otros permite abrir un momento y espacio para sentarnos en medio de una sala, recostarnos en el piso, caminar por los pasillos y observar un cuadro por unos minutos sin hablar para poder descubrir las diversas capas de la obra, detalles que no habías visto a simple vista. Un pequeño personaje aparece en el cuadro, una planta mueve sus hojas o las sensaciones se agolpan como si vieras la obra por primera vez.

Meditacion caminando

Habitar el espacio del museo implica apropiarnos de otra manera de la experiencia de visita. Este necesita ser un ejercicio consciente cuando vamos a entrar al museo, detenernos en el vestíbulo, patio o algún pasillo externo, respirar profundamente varias veces y aquietar nuestra mente al inhalar y exhalar. Habitar implica estar presente, obsérvalo todo, contacta con todo lo qué hay, sin querer que suceda de una manera deliberada. Déjate sorprender.

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